Al provenir del fondo del mar, esta gema tiene unas vibraciones altamente positivas. Fortalece las sensaciones de paz, serenidad y ecuanimidad y los de color rojo ayudan a clarificar los problemas y conflictos internos, como bloqueos provocados por traumas infantiles, envidias y egoísmos ajenos. Su alta concentración energética agiliza los procesos mentales durante la meditación, ayudando a enfrentar decisiones difíciles. En la terapia física, el coral rojo, puesto sobre el Chakra pélvico, es decir el 2º, brinda protección contra desordenes ováricos y uterinos y los tumores prostáticos y testiculares. Una piedra o rama de coral rosa, ubicada sobre el Chakra cardiaco, resulta ideal para regular el ritmo cardiaco, estimular la irrigación sanguínea al cerebro y promover la producción de glóbulos rojos por la medula espinal. Localmente restaura la flexibilidad a las articulaciones anquilosadas por artrosis y los dolores osteoartríticos.
Los corales negros estimulan el funcionamiento del sistema inmunológico, favoreciendo la eliminación de toxinas segregadas como consecuencia de grandes esfuerzos físicos o deportivos. Con estos corales hay que asegurarse de que son naturales ya que los que normalmente se venden están ennegrecidos con fuego o ácidos especiales.
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