Es tradicionalmente llamado el cristal de la buena suerte. Realmente su poder radica en su capacidad para concentrar las energías dispersas. Esto significa que cuando nos sentimos confusos o cuando nuestra mente nos pierde el hilo de la realidad, la hematites puede ayudarnos a recuperar el equilibrio.
Por ejemplo en personas excesivamente idealistas, que parece que están continuamente en un mundo de fantasía y ensoñación, puede ayudarlas a bajar los pies a la tierra y no perder la conexión con el mundo material.
También es útil para aportarnos seguridad y confianza en la vida. Así si somos personas desconfiadas o inseguras el influjo de este cristal puede ayudarnos a superar estos conflictos haciéndonos comprender que la vida no quiere nuestra desgracia y que hay muchas cosas buenas por vivir. También es extensible como ayuda para aceptar nuestro cuerpo.
Por lo mismo, también es un cristal muy útil en personas con pensamientos suicidas, porque les ayuda a recuperar el amor por la vida. Así una pérdida de entusiasmo, puede ser recuperada con el uso frecuente de este cristal.
También puede ayudarnos a tomar decisiones y a concretar lo que necesitemos.
De esta manera se exploran los sentimientos de: Seguridad y confianza en nosotros y en la vida. La sensación de protección y armonía del universo. La aceptación de nuestro cuerpo. La conexión con nuestra madre. La firmeza de nuestro espíritu. Potencia la confianza en uno mismo. Aclara los pensamientos y mejora la capacidad intelectual. Tiene la capacidad de atraer la buena suerte, un amuleto muy poderoso, para evitar accidentes. Potencia la confianza en uno mismo. Aclara los pensamientos y mejora la capacidad intelectual. Para protección se lleva un Hematite en el lado derecho del cuerpo. Aumenta la vivacidad, la sexualidad, y la atención. Ayuda a la elevación de la autoestima. Es apta para los casos de influencias negativas de personalidades fuertes o violentas.
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